viernes, agosto 11, 2006
El Gran Hermamlo
Recientemente la sombra de Orwell ha pesado sobre mí. No puedo dejar de pensar en 1984, ese libro me marcó; en la novela Orwell construye una distopia complejísima. Recuerdo claramente que aunque entendía que el contexto histórico en el que Orwell se dio a al tarea de escribir la novela (pos-guerra, 1949) le daba mucha tela de donde cortar, no concebía yo que semejante sociedad, que semejante mundo fuera en verdad posible.
Por supuesto que seria un símil in extremis comparar detalle por detalle a mi México con Eurasia u Oceanía, sin embargo creo que Orwell encontró y toco fibras que reverberan a través de las décadas.
En la sociedad Orwelliana solo el Gran Hermano y el partido pueden proveer la verdad y el bienestar al ciudadano, las opiniones externas hace mucho se depuraron mediante un metódico trabajo de desestimación, represión y coco-wash. Sin embargo, el sistema, ya sea el Gran Hermano o el partido rápidamente cayeron en cuenta que era necesario encausar los sentimientos reprimidos por este monopolio del pensamiento hacia una salida útil para el Estado. Por consiguiente se vive en un estado de perpetua guerra contra un enemigo amorfo y sin cara. Orwell deja entre ver que es una guerra de conveniencia, no de ideologías y que no persigue ningún fin más que producir odio en sus ciudadanos por alguien, por algo (los burguesitos mexicanos, los banqueros y los delincuentes de cuello blanco), evitando así que abran los ojos al oscurantismo en que los hunde su propio lider
Mas esto no es suficiente es necesario pasar ineludiblemente por el aprendizaje y repetición mecánica de las consignas fundamentales del Partido (voto x voto). Es el segundo nivel de cohesión: el amor al Gran Hermano. Las similitudes son infinitas.
Cualquier parecido con al realidad es mera coincidencia.
Sin embargo, ¿Cómo en pleno s.XXI podemos todavía establecer estas comparaciones?
Retomo la ya celebre columna de José Woldenberg Comunidades en la fe. Explica Woldenberg que aunque los primeros universalistas, Marx, Fourier, A. Smith, Voltaire, concebían que el avance de la razón tarde o temprano arrinconaría las convicciones derivadas de la fé la realidad termina por mostrar lo contrario.
“En las comunidades de la fe política caben todos: el trabajador, el ama de casa, el profesionista, el joven, el científico; los de distintas trayectorias y méritos, el viejo luchador social y el convencido en el instante. Sólo un requisito es necesario cumplir: no disentir, creer, seguir al mensajero, pasar a engrosar las filas de los fieles.” Porque parece que la fé es una necesidad de la condición humana, ante la incertidumbre la duda, la oscuridad es más reconfortante recurrir a ello que a lafuerza de las ideas y de la racionalidad.
Entonces inevitablemente “La voz del guía es la luz y es más potente y poderosa que cualquier razonamiento.” Me queda aquí muy claro que en AMLO la izquierda mexicana sublima de forma triste sus frustraciones y la generalizada desesperanza e injusticia de la que ha sido victima desde hace ya algún tiempo. Solo así me explico que gente de capacidad intelectual sea tan incapaz de ejercer la auto-crítica, de dar un paso fuera de si y observar.
Termina Woldenberg, “Mientras existan hombres que no obedezcan a su exclusiva razón, que reciban sus opiniones de una opinión extraña, todas las cadenas se habrán roto en vano.” En vano.
Por supuesto que seria un símil in extremis comparar detalle por detalle a mi México con Eurasia u Oceanía, sin embargo creo que Orwell encontró y toco fibras que reverberan a través de las décadas.
En la sociedad Orwelliana solo el Gran Hermano y el partido pueden proveer la verdad y el bienestar al ciudadano, las opiniones externas hace mucho se depuraron mediante un metódico trabajo de desestimación, represión y coco-wash. Sin embargo, el sistema, ya sea el Gran Hermano o el partido rápidamente cayeron en cuenta que era necesario encausar los sentimientos reprimidos por este monopolio del pensamiento hacia una salida útil para el Estado. Por consiguiente se vive en un estado de perpetua guerra contra un enemigo amorfo y sin cara. Orwell deja entre ver que es una guerra de conveniencia, no de ideologías y que no persigue ningún fin más que producir odio en sus ciudadanos por alguien, por algo (los burguesitos mexicanos, los banqueros y los delincuentes de cuello blanco), evitando así que abran los ojos al oscurantismo en que los hunde su propio lider
Mas esto no es suficiente es necesario pasar ineludiblemente por el aprendizaje y repetición mecánica de las consignas fundamentales del Partido (voto x voto). Es el segundo nivel de cohesión: el amor al Gran Hermano. Las similitudes son infinitas.
Cualquier parecido con al realidad es mera coincidencia.
Sin embargo, ¿Cómo en pleno s.XXI podemos todavía establecer estas comparaciones?
Retomo la ya celebre columna de José Woldenberg Comunidades en la fe. Explica Woldenberg que aunque los primeros universalistas, Marx, Fourier, A. Smith, Voltaire, concebían que el avance de la razón tarde o temprano arrinconaría las convicciones derivadas de la fé la realidad termina por mostrar lo contrario.
“En las comunidades de la fe política caben todos: el trabajador, el ama de casa, el profesionista, el joven, el científico; los de distintas trayectorias y méritos, el viejo luchador social y el convencido en el instante. Sólo un requisito es necesario cumplir: no disentir, creer, seguir al mensajero, pasar a engrosar las filas de los fieles.” Porque parece que la fé es una necesidad de la condición humana, ante la incertidumbre la duda, la oscuridad es más reconfortante recurrir a ello que a lafuerza de las ideas y de la racionalidad.
Entonces inevitablemente “La voz del guía es la luz y es más potente y poderosa que cualquier razonamiento.” Me queda aquí muy claro que en AMLO la izquierda mexicana sublima de forma triste sus frustraciones y la generalizada desesperanza e injusticia de la que ha sido victima desde hace ya algún tiempo. Solo así me explico que gente de capacidad intelectual sea tan incapaz de ejercer la auto-crítica, de dar un paso fuera de si y observar.
Termina Woldenberg, “Mientras existan hombres que no obedezcan a su exclusiva razón, que reciban sus opiniones de una opinión extraña, todas las cadenas se habrán roto en vano.” En vano.
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saludos desde Perú. buen blog. espero estar en contacto. Carlos zoe